Con una trayectoria de 40 años, el Colegio Urretxindorra es uno de los centros educativos de referencia en Bilbao. En un área de casi 11.500 metros cuadrados, acoge a más de 1.200 estudiantes, lo que lo convierte en uno de los más grandes y, sin duda, en una de las instituciones educativas líderes del País Vasco.
Uno de los principales retos del proyecto fue traducir en una realidad tangible la teoría del nuevo modelo pedagógico, la “Pedagogía de la Confianza”, a través del diseño del espacio y su entorno. Otro desafío importante consistía en aumentar la capacidad del alumnado sin perder superficie de patio.
Este modelo se basa en la premisa de que los niños y jóvenes desarrollan sus capacidades en la medida en que confían en sí mismos, en los demás y en su entorno. El centro ha optado por realizar un cambio estratégico en su modelo educativo e implementar esta nueva pedagogía para las generaciones más recientes. Con el asesoramiento de psicólogos, sociólogos y docentes, el proyecto contempla la adaptación total de los espacios y de la arquitectura a las necesidades del equipo educativo, con el objetivo de fomentar el desarrollo de las distintas formas de inteligencia en los niños.
BAT reconfiguró los espacios de la infraestructura existente para dar respuesta a los nuevos métodos de aprendizaje y socialización. Asimismo, se construyó un nuevo edificio de 3.300 metros cuadrados para dar cabida a la necesaria ampliación.
El nuevo edificio escolar se concibió como solución a varias necesidades actuales del centro, como la falta de una pista deportiva cubierta, y como un proyecto de futuro para la implementación de la nueva línea educativa.
La respuesta a este desafío se materializó en la incorporación de una cancha cubierta bajo el nuevo edificio. De este modo, prácticamente toda el área afectada por las nuevas construcciones se destina a usos deportivos y de recreo, ya sea al aire libre o bajo techo.
Convertir un nuevo modelo educativo en una realidad tangible, a través de un diseño espacial disruptivo y un proceso participativo, junto con educadores y estudiantes, para definir el presente y el futuro de la escuela.
Un proceso participativo, junto con educadores y estudiantes, para definir el presente y el futuro de la escuela.
El programa de necesidades requiere dos plantas de aulas para su desarrollo. El prisma tiene una planta rectangular de 25 metros de ancho y una longitud que abarca entre las alineaciones de las calles opuestas. El paralelepípedo cuenta con una primera planta de 10 metros de altura destinada a uso deportivo, dos plantas de aulas y una cubierta ajardinada, para usos hortícolas y de jardinería.
Desde un punto de vista funcional, los accesos, las comunicaciones verticales y los aseos se sitúan en las fachadas laterales. En esta disposición, un pasillo central conecta dos módulos en los extremos, sirviendo a las aulas organizadas a ambos lados.
En cuanto a la composición del volumen, se opta por una imagen única que unifica toda la intervención. Tanto las medidas de seguridad del patio como las soluciones de la fachada del nuevo edificio se determinan utilizando los mismos estándares de diseño.