En esta audaz renovación de una vivienda situada en la vibrante ciudad de Bilbao, el concepto de disgregación espacial adquiere un carácter atrevido y distintivo. Aquí, en medio del dinamismo cultural de la ciudad, la narrativa tonal elegida para la reforma busca redefinir las nociones convencionales de luz y oscuridad. Al destacar las áreas nocturnas con tonos negros profundos, en un alejamiento de la calidez habitual asociada con la decoración mediterránea, esta residencia bilbaína abraza las sombras y las complejidades de la oscuridad.
La ausencia de luz no es un impedimento, sino un lienzo donde la interacción entre la luz y la oscuridad se convierte en una expresión artística, transformando la habitación en una obra visual magistral.
Contrario a la preferencia tradicional por los blancos y tonos claros, esta renovación desafía la norma, optando por una estética poco convencional pero indudablemente poderosa. Las sombras y los contrastes se convierten en componentes integrales del diseño, entrelazando un tapiz visual que cautiva y sorprende en cada rincón.
Donde la luz no brilla, quizás lo haga la sombra.
Esta renovación ofrece una perspectiva única del diseño contemporáneo, convirtiéndose en un escenario para lo inesperado, donde la oscuridad no es una ausencia, sino una presencia que contribuye a la atmósfera general de maneras que desafían y redefinen la esencia misma de la estética del hogar.