Santa Helena, un paraíso olvidado en el océano Atlántico, merece que el mundo entero lo conozca. Al proporcionar suministros físicos, energéticos y una autosuficiencia económica (gracias al ahorro en materiales de construcción, producción de biomasa y otras importaciones), el proyecto obtendrá por fin su independencia del mundo exterior y ofrecerá un cambio de perspectiva para el futuro.